En las calles de Chefchauen, Marruecos, un grupo de personas de buen corazón vio a un cachorrito. El cachorro experimentó un crecimiento masivo a su corta edad y se desconoce qué lo causó. Rápidamente tomaron al cachorro bajo su cuidado y lo llamaron Navajo.
A pesar de ser un niño feliz y abierto, Navajo sufría de diarrea y se negaba a comer. Lo mantuvieron aislado y sus rescatistas temían que pudiera haber contraído el mortal virus parvo, una dolencia frecuente entre los cachorros callejeros en Marruecos.
Decididos a salvar la vida de Navajo, los rescatistas viajaron cientos de millas a las 4 am para llevarlo a un veterinario. Se reveló que Navajo tenía una hernia, probablemente causada por una fuerte patada, y que el crecimiento fue el resultado de un estrés sustancial. El procedimiento fue largo y peligroso, pero el médico y sus colegas pudieron corregir la hernia de Navajo y darle la oportunidad de sobrevivir.
Navajo tenía muchas posibilidades de contraer el virus parvo, pero sus rescatadores estaban decididos a brindarle el cuidado y el amor que necesitaba. Lo trataron con medicamentos y manos cariñosas durante varias semanas, y Navajo demostró ser un pequeño luchador.
Cuarenta días después, Navajo era un cachorro cambiado. Estaba sano, feliz y confiado, y sólo una cicatriz recordaba a sus rescatadores las dificultades por las que había pasado. Los rescatadores de Navajo estaban encantados con su crecimiento y querían encontrarle un hogar lleno de amor donde pudiera vivir la vida que nunca tuvo.
Si está interesado en adoptar Navajo y brindarle el amor y el cuidado que se merece, puede enviar un correo electrónico a [email protected]. La historia de Navajo es un tributo a la resistencia de los animales y al poder del amor y la compasión.