Lo encontré demacrado, agotado, deshidratado y sin aliento. Había estado deambulando por las calles en busca de comida y agua. Su pelaje estaba opaco y enmarañado, sus ojos estaban tristes y sin vida. Sabía que tenía que rescatarlo.
Sin pensarlo dos veces, lo levanté y lo llevé a mi auto. Lo llevé directamente al veterinario donde recibió atención médica inmediata. El veterinario me dijo que estaba gravemente desnutrido y que tenía varios problemas de salud que necesitaban tratamiento.
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Lo llamé Lucky porque sentí que era un milagro que hubiera sobrevivido tanto tiempo solo. Lucky estuvo conmigo durante varios días mientras se recuperaba de sus problemas de salud. Le di mucha comida y agua y observé cómo poco a poco comenzaba a recuperar fuerzas.
Durante este tiempo, busqué al dueño de Lucky, pero no tuve suerte. Me quedó claro que su dueño no tenía intención de cuidarlo. Lucky necesitaba un nuevo hogar y yo sabía que tenía que encontrarle uno.
Después de publicar sobre Lucky en las redes sociales y comunicarme con varios refugios de animales, finalmente encontré una familia amorosa que estaba dispuesta a acogerlo. Lucky ahora tiene un nuevo hogar, una nueva familia y una segunda oportunidad en la vida.
Por mi parte, agradezco la oportunidad de haber rescatado a Lucky. Es un recordatorio de que a veces necesitamos dar un paso adelante y ayudar a quienes no pueden ayudarse a sí mismos. Espero que la historia de Lucky inspire a otros a hacer lo mismo.
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