En una ciudad pequeña y bulliciosa vivía un perro callejero llamado Lucky. Lucky no sabía dónde nació, ni sabía cuándo nació…
En una ciudad pequeña y bulliciosa vivía un perro callejero llamado Lucky. Lucky no sabía dónde nació ni cuándo era su cumpleaños. Su vida había sido una lucha constante por la supervivencia y anhelaba un lugar al que llamar hogar.
Todos los días, Lucky deambulaba por las calles de la ciudad en busca de restos de comida y una cara amigable. Pero a menudo fue recibido con indiferencia o ahuyentado. Se sentía solo e invisible, como si no perteneciera a ningún lado.
Un frío día de otoño, mientras Lucky buscaba basura cerca de un parque, vio a una joven llamada Emma. Estaba sentada en un banco, sosteniendo un trozo de su sándwich. Cuando notó los ojos hambrientos de Lucky, le dolió el corazón. Le ofreció lo último de su sándwich y Lucky, vacilante al principio, no pudo resistir el amable gesto.
A partir de ese momento, Emma y Lucky se volvieron inseparables. Ella comenzó a llevarle comida regularmente e incluso le puso un nombre, “Lucky”, porque creía que él tenía suerte de haberla encontrado y ella tenía la misma suerte de haberlo encontrado.
A medida que cambiaron las estaciones, su vínculo se hizo más fuerte. La familia de Emma le dio la bienvenida a Lucky a sus vidas, brindándole un hogar amoroso y un lugar cálido para dormir. Lucky, que nunca había conocido la alegría de un cumpleaños, descubrió que cada día con Emma era una celebración del amor y la pertenencia.
Un día, Emma decidió designar un día especial sólo para Lucky, un día para celebrar su presencia en su vida. Eligió una fecha, hizo un sombrero de cumpleaños hecho a mano y reunió a algunos amigos y vecinos para unirse a la celebración. Fue un asunto sencillo y sincero, pero para Lucky significó mucho. Se sintió querido y amado como nunca antes lo había experimentado.
La vida de Lucky había pasado de ser una vida de incertidumbre y soledad a una vida llena de amor, bondad y la alegría de un cumpleaños que esperaba con ansias cada año. Puede que no supiera cuándo nació, pero sí sabía el día en que encontró su hogar y su familia para siempre, y ese fue el día más especial de todos.